AUTOR: Daniel Gallardo

Le he venido platicando
humildes sueños a esta luna
que se posa tras de mí.
Me aconseja ir labrando
aquel camino que algún día
me conduzca a vivir y a sentir
todo lo que hay detrás de un mundo nuevo,
explorar los vastos cielos y el amor.

Le contemplo alegremente
mientras baña las estrellas
e ilumina mi canción.
Yo me tiendo en su regazo
que brinda en esas noches
cuando más siento dolor, ella es
mi luz, mi paz, un fuerte anhelo,
una perla en el cielo, una voz.

Luna que también te escondes
en las brumas de la noche,
dejando sólo la estela de tu faz.
Luna que también mitigas
las heridas de la vida
y una que otra huella de un amor.

He creido que tu presencia
en la obscuridad no ha sido
sólo un fruto del azar.
Más bien creo en tu diáfana
sonrisa que diluye esta
inmensa soledad, tu fulgor
asperjado en estas tiernas flores
alumbrando corazones, la pasión.

Ataviada tú de estrellas
y luceros cual guirnaldas
ostentan tu candor.
Vigilante eterna firme
de las olas que los mares
te brindan en honor, no hay razón
para no soñar con la sólida ilusión
de regalarte mi canción.

Luna que también te escondes
en las brumas de la noche,
dejando sólo la estela de tu faz.
Luna que también mitigas
las heridas de la vida
y una que otra huella de un amor.
Ella es mi luz, mi paz,
un fuerte anhelo, una perla
en el cielo, una voz.
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