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Le he venido platicando humildes sueños a esta luna que se posa tras de mí. Me aconseja ir labrando aquel camino que algún día me conduzca a vivir y a sentir todo lo que hay detrás de un mundo nuevo, explorar los vastos cielos y el amor. Le contemplo alegremente mientras baña las estrellas e ilumina mi canción. Yo me tiendo en su regazo que brinda en esas noches cuando más siento dolor, ella es mi luz, mi paz, un fuerte anhelo, una perla en el cielo, una voz. Luna que también te escondes en las brumas de la noche, dejando sólo la estela de tu faz. Luna que también mitigas las heridas de la vida y una que otra huella de un amor. He creido que tu presencia en la obscuridad no ha sido sólo un fruto del azar. Más bien creo en tu diáfana sonrisa que diluye esta inmensa soledad, tu fulgor asperjado en estas tiernas flores alumbrando corazones, la pasión. Ataviada tú de estrellas y luceros cual guirnaldas ostentan tu candor. Vigilante eterna firme de las olas que los mares te brindan en honor, no hay razón para no soñar con la sólida ilusión de regalarte mi canción. Luna que también te escondes en las brumas de la noche, dejando sólo la estela de tu faz. Luna que también mitigas las heridas de la vida y una que otra huella de un amor. Ella es mi luz, mi paz, un fuerte anhelo, una perla en el cielo, una voz. |